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Mostrando entradas de febrero, 2011

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Vichigasta -SXVIII - MHN Capilla San Buenaventura - Vichigasta - Dpto. Chilecito. Portal Iglesia Vichigasta
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Guanchín Podría llamarse a este pueblo el oasis del departamento Chilecito. Con una de las plantaciones nogaleras más importantes de la provincia, este pequeño poblado se encuentra inserto entre montañas y manantiales de corto cauce. Su nombre “nacimiento y muerte” hace referencia al breve trayecto de los mismos, que se infiltran en muy pocos kilómetros. Pero son suficientes para crear un microclima especial, mucho más húmedo que el resto de las localidades. La Cuesta que una Chilecito con Guanchín, posee miradores de altura destacables. El pueblito de trazado largo, es todo de fincas con casas. Se inicia un circuito de senderismo de poca dificultad, cruzando el río en cuatro o cinco oportunidades. Se encuentran morteros de civilizaciones precolombinas como también un nogal jesuítico de impresionante tamaño. Siempre río arriba, se llega a la unión de los ríos, cuyas cascadas contienen truchas arco iris. Finalmente se sube a la planicie de “Los Ciruelos” desde donde se aprecia

Convulsiones encarnadas.

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La excursión del día de ayer tenía un agregado especial: la lluvia había resaltado los sedimentos de la Cuesta de Miranda. En este contexto, hirsutos cardones se yerguían soberbios, exhibiendo sus flores blancas que a lo lejos los cubren cual un rebozo, una corona o el aura misma de un alma milenaria. La cinta plateada corría ondulante al fondo del precipicio, paseando su eco en las cascadas de peñascos coloridos y doblaba su caudal por la lluvia de las cimas. El grito del halcón surgía hierático, amenazante, retumbando en las quebradas, llegando junto a la brisa fresca que discurría por un amanecer dorado. Los primeros rayos del alba, traían telones rojizos al paisaje de Miranda y los intersticios de las nubes permitían de a poco su aterrizaje en luces y sombras. Contrastaban los verdes cardonales con las jarillas humedecidas del rocío y las blancas banderas nebulosas elevadas entre profundos abismos. Pencas de fuego, tizones encendidos del cerro mojado, surgían caprichosas sobre ma